29/5/09

Misión a Ámsterdam 7

¡Yeah~ llegamos al capítulo 7!

Últimamente he pensando en iniciar otros fics, Misión a Ámsterdam me ha inspirado, ya que siendo mi primer fanfic que he hecho y que he subido en línea, me siento con ánimos de seguir con aquél con el que llevo ya varios años (pero que escribo cada vez que me inspiro y llevo el triple de páginas que M.A. y para hacerlo más real me he chutado un buen de libros de la época en que está basado) y/o iniciar con uno nuevo con imágenes que recientemente he visto e imaginé una historia a base de ellas. Ya veremos que pasa, me gustaría, pero se necesita tiempo :)

He estado investigando y leyendo sobre la ciudad de Ámsterdam, buscando referencias y marcando mis locuras en un plano xD así que ¡chachán! Aquí está el nuevo capítulo :D

Exactamente hace un mes publiqué el episodio 6 :O ¡por eso me he dedicado a escribir el #7 más largo! espero que les guste, y espero sus comentarios, como siempre :)

Agradezco cualquier comentario, ya que eso me ayuda a conocer mis errores y arreglarlos; no soy buena escribiendo pero la luchita se hace :P especialmente con una pareja como ellos :3 ¿cierto?



***

[Sexto capítulo...] Tomó sus cosas y el comunicador en caso de una emergencia. No tardaría mucho, estaba ahí para trabajar y no para andar como un turista por la ciudad, en este caso, la necesidad de una vestimenta le permitía romper un poco con el esquema establecido.

-Los imprevistos suceden… -pensó. Emprendiendo una nueva salida.

En otro lado de la ciudad, Ada…

En otro lado de la ciudad, Ada observaba por la ventana de su habitación a la gente que pasaba caminando del otro lado de la acera, recargó su cabeza en el cristal y pensó para sí.

-¿Qué clase de locura estoy cometiendo?, me siento como una adolescente que va por ahí haciendo cosas sin pensar y dejándose llevar por sus impulsos. No estoy pensando… no fríamente, como debería. Arriesgo mucho, no es conveniente. ¡Razona, no sientas! –desahogándose con un golpe al cristal-. En unas horas, ¿qué harás?

Había preferido ir caminando, llevaba un par de cuadras recorridas cuando se dio cuenta que en la acera de enfrente había una florería. –Tal vez de regreso –pensó. Siguió adelante, faltaban unos pocos metros para llegar a la tienda donde compraría ropa formal para la ocasión.

Caminaba en círculos, se sentaba, volvía a caminar y observar por la ventana. Era desesperante, creería que se volvería loca, que sus nervios la llevarían a los extremos y que terminaría gritando como tal. Tan fuerte era el colapso de sus pensamientos, que si pudiera quitar uno de ellos, se sentiría más tranquila.

-Es aburrido estar aquí sin hacer nada… -pensó-. Será mejor que baje al bar a tomar una bebida ‘tranquilizante’.

Tomó su bolso y la llave, salió al pasillo y caminó hacia el fondo del mismo, hasta llegar al ascensor. Llegó a la entrada del bar, pocas personas rondaban el lugar, en su mayoría hombres.

–Aburrido –decía en un murmullo apenas audible mientras observaba a un hombre sentado al fondo de la barra-. Aburrido – repetía, mirando a otro más cerca de ella.

Tomó asiento en una mesita al fondo del lugar, no quería llamar la atención, ni que la interrumpiesen con incómodos comentarios; aunque los presentes parecían ser exclusivamente hombres de negocios inmersos en su propio mundo, hablando entre ellos, tomando un par de copas para amenizar la interacción y preocupados sólo por sus intereses.

-Hum… Habrá que pedir algo entonces. –Tomó la carta y leyó lentamente.

Había entrado hace unos minutos a la tienda de ropa para hombres, inmediatamente una joven mujer se acercó para preguntarle si necesitaba algo en especial.

–Sí, busco algún traje, no muy llamativo pero elegante para una cena formal.
-Claro, señor, pase por aquí; le mostraré algunos modelos.
-Gracias –avanzando tras ella.

Durante varios minutos, habían paseado por la sección de trajes, viendo un traje, después otro. Se había probado ya tres trajes, hasta que por fin se decidió por uno, preguntando a su acompañante si se le veía bien.

-¡Bastante señor! –decía entusiasmada la joven que le atendía.
-¿Sí? Bueno, entonces me decido por éste.
-Muy bien señor, permítame.
-Por cierto, ¿conoces alguna tintorería cercana con servicio de emergencia?
-Sí, no está tan cerca pero ofrecen un servicio rápido para casos imprevistos, creo que en una hora tendrán lista su prenda.
-¿Podrías indicarme la dirección? –dándole una pequeña sonrisa.
-Sí, por supuesto.
Caminaron hacía la caja, y mientras la chica acomodaba la ropa, le indicó la dirección y señales para dar con el local.
-Gracias, te lo agradezco.
-De nada, señor. Hasta luego –sonriendo amablemente.

Leon miró su reloj, había tardado más de lo planeado pero aún tenía tiempo suficiente. Salió y tomó un taxi, ya que a pie no llegaría ni estaría listo para la reunión. Dio las indicaciones recibidas por la chica del local y fue llevado a la tintorería.

Ada jugaba con la pajilla en su vaso, el hielo de la bebida comenzaba a desparecer. Había estado una hora a lo mejor, sentada, viendo a la puerta, siguiendo con la mirada las personas que entraban y salían del lugar; en su mayoría hombres y mujeres de negocios. Fue entonces que uno de ellos llamó su atención, encontró un parecido con el hombre que había escapado ya un par de noches atrás en aquél parque. Otra prueba significativa era la dificultad que tenía para moverse, parecía tener lastimada una de sus piernas.

-¡Eso! Leon disparó a uno de ellos antes de que pudiera escapar, ¿podría ser él? –recordó exaltada.

El individuo entraba a la zona del bar. Se acercó a una mesa en un rincón contrario al de ella. Un hombre esperaba ya sentado. Un portafolio fue puesto sobre la mesa, hablaron muy poco, entonces el hombre herido pidió una bebida mientras el que había estado allí antes se levantaba con el portafolio.

-Será mejor seguirlo –pensó.

Dejó pagada la cuenta de su bebida inconclusa, tomó distancia y siguió al individuo sin causar sospechas. Cuando iban a tomar el ascensor, dudó entrar con él pero al final lo hizo.

-Voy al penúltimo piso –estirando el brazo para marcar.
-Yo voy al quinto –presionó antes él.

Ada se mantuvo a distancia del tipo, de reojo veía sus expresiones y desviaba un poco la mirada, sin moverse significativamente, al portafolio que ahora abrazaba a su costado.

-Interesante –pensó-, ¿por qué tanto cuidado? Pronto lo sabré.

Llegando al quinto piso, el individuo salió mientras que Ada presionaba el botón del piso superior; al llegar, salió corriendo y bajó por las escaleras lo más rápido y ágil que pudo. Cuando llegó al quinto piso, apenas y vio una sombra entrar y tras de sí escuchó cerrarse una puerta; vio moverse sólo una de ellas.

-Menos mal –pensó.

Sacó una llave multifuncional, rara y no de fácil adquisición, claro, sólo alguien con su trabajo podía tener. Entró lentamente, reconoció el pasillo igual al suyo, entonces sabía que finalizando estaría frente a la ventana y a su derecha la cama. Se asomó para buscar a alguien, y efectivamente, el hombre estaba de pie de espaldas a ella, rebuscando entre los papeles del maletín.
Planeó su ataque, de cazador a su presa, fue silenciosa y precavida. Cuando el individuo trató de reaccionar, ya era demasiado tarde para él.

-Sencillo, pero me ha quitado la aburrición –sonrió maliciosamente al ver cuerpo yaciendo sobre el piso.

Se sentó a la orilla de la cama, escarbó entre papeles, fue entonces que encontró una invitación con doble pase a una cena de la asociación Paraplu en el Grand Ballroom, esa misma noche.

-¿Será la misma? –recordó el comentario de Leon después de chequear los archivos enviados a su laptop-. Nada pierdo con ir.

Salió de la habitación, y fue a la suya para investigar con más detenimiento los papeles que quedaban en la maleta.

-¿Una hora?
-Sí, es nuestro servicio de emergencia.
-¿Una florería por aquí cerca?
-¿Disculpe?
-Sí, ¿habrá una que no esté muy lejos de su local?
-A tres cuadras de esta esquina, después doble a su derecha y avance una cuadra más, ¿verdad? –preguntando a su compañero que acomodaba un montón de ropa en la lavadora.
-Sí, esa es una –contestando a su compañero a lo lejos.
-Gracias, entonces regresaré en una hora –chequeando su reloj, tomando la nota de entrega y saliendo del establecimiento.

Caminó lo indicado por los señores de la tintorería, no estaba tan lejos, volvía a chequear su reloj y caminaba más aprisa.

-Allí está.

Entró en la florería y buscó alguna que llamara su atención.

-¿Rosas? No, eso es muy común… -caminando hacia un ramo que llamó su atención-, ¿disculpe? –dirigiéndose a la señora que atendía-, ¿qué tipo de flor es ésta?
-Camelias, señor.
-¿Podría hacerme un ramo con ellas, sólo blancas, por favor?
-Por supuesto.

Ada había descubierto cosas interesantes en ese pequeño maletín, pero muchas que no entendía, eso encendía su curiosidad de asistir al evento. ¿Estaría más cerca de su cometido? Había sido fácil, había estado en el lugar indicado y encontrado información por su cuenta. Eso definitivamente llenaba su ego, se sentía superior al tener razones que demostraran que no era una chica débil y que era muy astuta e inteligente. Que no dependía de nadie y sabía moverse sin necesitar de un tercero –viniendo a su mente la imagen de Leon- para hacer su trabajo.

-¡Llegaré tarde! –pensaba Leon, mientras caminaba a paso presuroso de vuelta a la tintorería.
Llegando por fin, entró en ella, preguntó por su pedido y entregó su comprobante.
-Aquí tiene señor, en una hora.
-¡Gracias! –tomando aire- aquí tiene, quédese con el cambio.
Salió rápidamente, pero con cuidado, primero porque traía un ramo de flores en una mano y un traje recién planchado en la otra.
-Esto es un poco innecesario… Me siento un tanto estúpido. Si alguien conocido me viera así, reiría en mi cara –dijo torciendo un poco la boca al imaginarse a él mismo.

Hizo señales a un taxi, que inmediatamente se paró frente a él. Con cuidado subió en él y dio indicaciones de su apartamento.

-Tendré que comenzar a prepararme para una fiesta –caminando Ada hacia su armario-, ¿qué será lo indicado para esta noche?
-Todo listo, ahora me cambiaré, ¿qué hora es? Me da tiempo de revisar velozmente si hay algo nuevo en mi bandeja de archivos –dijo Leon, después de sentarse en el sofá.
-Una linda chica siempre llama la atención, esta noche buscaré esas muestras y podré irme de aquí –dijo Ada mientras se miraba al espejo y alisaba un pliegue en su vestido de noche.
-¡Oh no, es tarde! Tengo menos de una hora para llegar –Leon frente al espejo tratando de hacer el nudo de su corbata-. ¡Ok, no puedo! Al demonio con la corbata –quitándosela y metiéndola en un bolsillo del pantalón.

***

Hasta la próxima~

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Se quedo muy interesante, me mata la curiosidad de saber que va a pasar, espero la continuacion.

Anónimo dijo...

Waw hase mucho que no encontraba tu historia, pero alfin la encontre que bueno que le seguiste, me habia quedado en el capitulo 4, pero que bueno que le sigues, aunque te tardaste un mucho por lo ve las fechas pero no me quejo tu eres la autora :)
FAN Leon/Ada

Anónimo dijo...

awesome!!! :D

Kim Youver dijo...

Un super aplauso para la mejor escritora!!!!!!!!!!!!!!

paola dijo...

hola, hola
de nuevo me encuentro escribiendote, pare felicitarte por tu hermoso trabajo, la verdad me he hecho fan de tu historia y seria super que hicieras mas historias de esta hermosa pareja, pobre leon no sabe hacer nudo a su corbata, bueno me despido
cuidate