6/7/12

Misión a Ámsterdam 10

¡Por fin! xD Iba a decir varias cosas, pero entre esto y aquello, se me fue el avión, jajaja. Así que sólo me queda decir que espero disfruten en episodio, porque hasta yo siento que es diferente a los anteriores :O
No se olviden dejar comentarios, ahora entiendo a mis escritores favoritos cuando piden comentarios, jeje, en serio que animan y también retroalimentan :D

Oh sí, la imagen AdaxLeon de cada entrada de capítulo~ RE6, ¡te espero ansiosa!


* * *

[Noveno Capítulo...Percatándose de la soledad de aquél hombre, una joven mujer se acerca a él.
-¿Vienes solo?
-No.
-¿Y dónde está tu acompañante?
-No lo sé; por ahí, jugando –contestó Leon secamente.
-Mira que perder el tiempo y desperdiciar tan buen prospecto. ¿Puedo acompañarte?
-Adelante –extendiéndole la mano e invitándola a sentarse a lado de él.
-Gracias… -la chica se quedó unos segundos en silencio, esperando que le ayudara a terminar la frase diciéndole su nombre.
-Matthew.
-¿Puedo llamarte Matt?
-Claro… ¿hum?
-Michelle.
-Mucho gusto.
-Igualmente. ¿Por qué no vamos por ahí? Te presentaré algunos amigos.

* * *

Capítulo 10

Leon no tenía interés en levantarse de su asiento, sentía que había sido lo suficientemente seco como para que aquella chica intuyera que no estaba interesado en una conversación; pero en cuanto lo pensó mejor, tal vez esa chica le ayudaría a inmiscuirse en algún grupo del que pudiera obtener información. Necesitaba moverse rápidamente. Sentado, bebiendo y observando, no obtendría suficientes respuesta. Pero, ¿lo soportaría? Había tenido días difíciles, una acompañante estresante y muchas cosas de las cuales preocuparse. Posiblemente esta chica lo llevaría también a sus límites, pero podría ser de gran ayuda; sólo debía mantenerse sereno pensando en el éxito de la misión. Después tomaría unas largas vacaciones de este ritmo de trabajo.

—Vamos, déjame ayudarte —se levantó de su asiento y extendió su mano derecha para que pudiese apoyarse en él. 
—Gracias, qué amable —Michelle tomó su mano; cuando estuvo de pie se aferró a uno de sus brazos y lo condujo entre las personas de aquél salón. Leon sólo la siguió, sin importarle la manera en que estaba siendo conducido. Tenía muchas otras cosas de las cuales preocuparse.

Caminaron unos metros, sin hablar realmente. Ella mencionaba el nombre de algunas personas mientras las señalaba discretamente, Leon sólo tomaba nota y emitía monosílabos para que Michelle supiera que la escuchaba. Hasta que llegaron a un grupo de hombres que discutían animadamente, entonces se inmiscuyeron en él.

—Michael, quiero presentarte a un amigo —dijo Michelle a un hombre joven, mientras dirigía la mirada de vuelta a Leon y apretaba un poco su brazo.
Éste inmediatamente sonrió y extendió una mano para saludarlo. 
—Qué tal, mi nombre es Michael Gilman. Mucho gusto.

Leon correspondió al saludo y comenzó a charlar, tomando el papel de hombre de negocios recién iniciado en temas internacionales y con ambiciones de expandir sus fronteras. Venturoso de invertir el dinero en proyectos que parezcan interesantes. Al escuchar esto, algunos de los presentes, interesados en conseguir créditos para sus empresas comenzaron hacerle plática de lo que sus empresas podrían ser capaces.

—Lo siento, todas esas propuestas suenan interesantes; pero mi conocimiento radica en el área farmacéutica y experimentos químicos —correspondió Leon.
—Eso es excelente —dijo Gilman, con expresión animada, como cuando encuentras algo interesante—, estoy seguro que a mi tío le gustará conocerte. Actualmente está trabajando para una empresa con diferentes sedes a nivel mundial. En esta zona, la hemos nombrado Paraplu Corp. y se dedica al área de experimentación química en la búsqueda de fármacos para beneficio de la vida humana. ¿Te gustaría saber más?

Analizando la situación y el nombre de esa empresa, algo sonaba demasiado familiar. Podía decir que se trataba de lo que estaba buscando. 

—Por supuesto, háblame más acerca de esa empresa.
—No tengo demasiada información, pero puedo arreglarte una cita con mi tío. ¿Te parece mañana? Estoy seguro que le gustará conocerte.
—Desde luego, será un placer conocer a tu tío. Nuestros intereses parecen ir por el mismo camino, señal que nos llevaremos muy bien —finalizó Leon con una sonrisa. 
—Señor Gilman, ¿es cierto que hace poco perdieron una inversión millonaria por contrabandistas que atentaron contra su equipo? —preguntó uno de los presentes.
—Es verdad, alguien intenta truncar el proyecto, pero no sé por qué razón. Algún espía de la competencia posiblemente —contestó Michael.
—¿Un proyecto realmente ambicioso? Parece ser que hay interesados —intercedió Leon, tratando de averiguar al respecto—. He tenido que lidiar con cosas similares en Estados Unidos. En alguna ocasión intentaron robar proyectos que estaban llevándose a cabo; hay contrincantes muy sucios allá fuera, queriendo robar el trabajo de años de estudios y costosas inversiones; es ahí en donde salgo perdiendo.
—Lo es, señor Robbins —dirigiéndose a Leon—; mi tío es hermético en cuanto a este tema y poco sé del proyecto, pero en los últimos días tuvimos un atentado en contra nuestros investigadores.
—Entiendo; de ser así, estoy más emocionado de participar en él. Las inversiones aceleran las cosas.

Todos los presentes en el círculo continuaron hablando por algunos minutos más, realmente metidos en su papel, personas iban y venían al grupo. A veces llegaba a ser más de diez, y a veces sólo tres. Leon estaba obteniendo interesante información pero no parecía agregar más datos de lo que estaba buscando. Sin embargo no es que estuviera quedando con las manos vacías, Michael Gilman había hablado suficiente; lo siguiente era conocer al hombre que parecía estar detrás de esto: su tío. Agradecía en silencio su ignorancia sobre el tema y lo fácil que resultó conseguir información debido a su posible inexperiencia. Ya había hecho una cita, le habían sido otorgadas hora y lugar de reunión. No tenía más que hacer en ese grupo. Estaba a punto de hablar nuevamente para despedirse, cuando sintió que alguien tiraba de su brazo.

—Oye Matt, ¿podemos ir a otro lado? Esto me está aburriendo un poco. No entiendo lo que dicen, y tampoco me interesa demasiado —dijo haciendo un mohín—. ¿Podemos ir por una bebida?
—Por supuesto —diciendo esto, volvió su mirada nuevamente al grupo de personas frente a él. Se despidió y nuevamente agradeció a Michael por la cita y su interés en asociarse. La interrupción había ocurrido en el momento adecuado, tenía pensado despedirse sin necesidad de que Michelle se lo pidiera. 

Apenas se había alejado de ahí, uno de los invitados se acercó a Michael para decir algo por encima de su hombro.

—Al parecer tu hermana no pierde el tiempo en ninguna ocasión.
—Déjala, ella sabe cómo divertirse cuando está aburrida en nuestras reuniones; además, hizo un buen trabajo trayéndonos a ese hombre. 
—¿Qué tiene de interesante? ¿No es acaso otro juguete? —se quedó pensando por un momento al no recibir respuesta inmediata—; ¿sujeto de prueba después de que ella se aburra?
Con esto último, Michael comenzó a reír sutilmente, y dijo:
—No lo había pensado, pero primero habrá que conseguir una fuerte cantidad proveniente de sus bolsillos. Mi hermana no es tonta, y yo tampoco, esta vez siento que atrapamos a uno grande. ¿No te parece?
El sujeto sólo encogió sus hombros y contestó sin mucha euforia.
—No lo sé, pero espero que así sea. No creo que tu tío tolere otro error de tu parte —terminando la frase, y antes de recibir una respuesta de un indignado joven, se retiró con una sonrisa cínica.

Leon caminaba acompañado de Michelle, quien, colgado de su brazo una vez más, lo conducía a una dirección diferente a donde se suponía estaba la zona de bebidas. En un principio se extrañó por la actitud de la joven acompañante, pero después pensó que lo mejor sería encontrar una excusa para separarse de ella. Por muy frío que sonase, él no venía a dicha reunión para divertirse; tenía un deber que atender. Siguió caminando, por inercia, hasta un punto alejado mientras buscaba una excusa convincente. No quería ser descortés, mucho menos grosero con el integrante de una familia que parecía estar implicada en todos los hechos ocurridos; o por lo menos, había participado. Sin darse cuenta salieron del salón principal y caminaban por un amplio pasillo que conectaba a otros salones especiales. Se acercaron a unas enormes y brillantes puertas doradas y Michelle presionó un botón para llamar al elevador.

—¿No te parece poco entretenido el ambiente aquí?, ¿qué te gustaría hacer? —el sonido característico que anuncia la llegada del elevador la interrumpió, las puertas se abrieron y lo condujo adentro con ella—. Sería interesante ir unas plantas más arriba, ¿qué te parece uno de los restaurantes aquí? ¿Prefieres comida francesa o japonesa? Creo que hay una brasería, también…
Michelle no dejaba de hablar y aunque comenzaba a exasperar a su acompañante, él mantuvo un temple serio pero sin contestar a sus respuestas más de lo necesario.
No supo cuántos pisos ascendieron con exactitud, pero el transcurso le había parecido largo. En cuanto la puerta se abrió, se encontró con un centro lujoso y el anuncio en la entrada de un bar; llamado "Twenty Third".

Entraron en él y tomaron asiento en las sillas altas que daban al frente de un mostrador blanco con iluminación interna azul.

—No tenía pensando venir aquí; realmente quería ir al restaurant francés, pero esta noche no es para eso. Preferí mejor tomar unas bebidas más contigo. Ya veremos después —dijo, antes de que el hombre al otro lado de la barra se acercara—. Dos martinis, por favor —contestó a la pregunta que ni tiempo tuvo de preguntar aquel hombre, y continuó dirigiéndose a Leon—. Eres un hombre de pocas palabras, o demasiado tímido, pero no importa; me gusta hablar de mí. ¿Qué te gustaría saber? O… —hizo una pausa y sonrió le sonrió de una manera sugestiva— ¿Te gustaría pasar a un lugar más cómodo y conocernos más a fondo?
Leon tomó un sorbo a su bebida, las cosas comenzaban a complicarse de una manera absurda. 
—No debería estar aquí, ¿sabes? Mañana tengo una reunión importante con tu tío. Pero eres una persona tan difícil de rechazar que me vi envuelto con tu presencia —volvió a tomar un mínimo trago tan sólo para aclarar su garganta—. Entenderás que no puedo estar contigo esta noche —sonrió— mañana tengo una cita, y estoy seguro que si sale bien, nos convendrá a ambos.
Tomó su mano y dio un pequeño beso en el dorso de la mano de Michelle.
—Espero valga la pena esperar, —soltó un suspiro— no puedo entrometerme en los negocios familiares —alejó su mirada de él y tomó su bebida que reflejaba el azul de la mesa. Pero antes de que siguiera hablando el sonido de un teléfono interrumpió la charla.

Leon buscó en uno de sus bolsillos del pantalón y sacó un celular.
—¿Me permites un momento? Tengo una llamada que atender —diciendo esto se levantó del banco y avanzó a un espacio solitario dentro del bar en donde pudiera hablar con tranquilidad. —¿Qué sucede? —contestó seriamente.
—¿Te diviertes? —una voz femenina preguntó al otro lado de la línea.
—Claro, qué sería de mi trabajo sino pudiera divertirme de vez en cuando —dijo Leon con sarcasmo, aunque era irónico pensar que diversión no era precisamente lo que estaba experimentando—. ¿Has encontrado algo?
—Tal vez. ¿Y tú, de algo ha servido tu amiga?
—Sí, ni te imaginas.
—¿Conoces el camino a La Suite?
—No, pero puedo investigarlo ahora mismo con mi contacto.
—Te veo en ese piso en 15 minutos —y finalizó la comunicación abruptamente.

Sin cambiar su expresión seria, Leon se acercó nuevamente a Michelle y decidió que lo mejor sería despedirse, poniendo de excusa la llamada anterior.
—Creo que me tengo que retirar. Asuntos de negocios —se llevó una mano a la frente, como sintiendo pesar—, no puede uno tomar un descanso y disfrutar la compañía de una bella mujer.
—Es una pena escuchar eso. No te preocupes. ¿Tienes tiempo mañana después de la cita con mi tío?
—Es posible —sonrió cordialmente—. ¿Nos vamos? Déjame pagar por esto.
Y así, salieron los dos del bar rumbo al ascensor nuevamente.
—¿Podrías acompañarme a mi habitación antes de que te reúnas con tu socio? —preguntó Michelle.
Leon lo pensó por un momento y revisó su reloj. Quedaban poco más de 10 minutos para la hora acordada. Entraron al ascensor y siguieron conversando de cosas superficiales, como gustos y anécdotas casuales. Y así hasta que llegaron a la puerta de la habitación ocupada por Michelle.
—¿Gustas entrar? —preguntó la chica.
—En otra ocasión será. Mi socio estará esperando por mí —diciendo esto, miraba nuevamente el reloj en su muñeca.
—Qué lástima, sin embargo no pienso quedarme sin esto —tomó a Leon de uno de sus brazos, mientras rodeaba su cuello con la otra mano libre. Se levantó un poco y lo besó.

* * *

¿Qué les pareció? ¿Largo? xD

Hasta la próxima~

5 comentarios:

Kim Youver dijo...

:O
OHHHHHH!! DEmasiado interesante!!! Muy largo?¿?¿?¿?
Despues de meses sin caps me parecio cortisimo!!!!!!!!!
C
O
N
T
I
N
U
A
L
A
!

PS_ Espero q nuestras sugerencias te hayan servido :)

Anónimo dijo...

:c quiero que lo sigas, lo exijo!. ok no, pero, me gusta demasiado. espero un nuevo capitulo pronto *A*/

Luna fria dijo...

Por favooooooor continúa la plis 😰😰😰😰😰😨😨😨😨😨 esta muy interesante y es una buena historia sigue la sigue la

Luna fria dijo...

Por favor continua es muy buena la historia una de mis favoritas por FA sigue la sigue la 😨😨😨😨

Anónimo dijo...

Sigue la porfavor es una historia muy buena